Un desgarro muscular en el pecho es una lesión que ocurre cuando las fibras musculares se estiran demasiado y se desgarran parcial o completamente. Esto puede suceder durante el levantamiento de pesas, especialmente si se realiza un ejercicio con demasiado peso o con una técnica incorrecta.
Y así es como me hice en el gym esta lesión. Después de un calentamiento adecuado, decidí comenzar con press de banca, uno de mis ejercicios favoritos para desarrollar mi pecho.
Cargué la barra con un peso desafiante, quizás un poco más de lo que debería haber levantado. Me acosté en el banco, concentrado en mantener una forma perfecta. Mientras descendía la barra hacia mi pecho, sentí una repentina y aguda sensación de dolor. Era como si algo se hubiera rasgado dentro de mí.
Inmediatamente dejé de levantar y me senté, sintiendo un dolor agudo en el área del pecho. Sabía que algo no estaba bien. Después de unos minutos de respiración profunda y tratar de calmar el dolor, decidí detener el entrenamiento por completo y buscar ayuda médica.
Tras visitar al médico y realizar algunos exámenes, me confirmaron que había sufrido un desgarro muscular en el pecho. Me explicaron que este tipo de lesión puede ocurrir cuando se levanta un peso demasiado pesado o cuando se realiza el ejercicio con una técnica incorrecta.
La recuperación fue un proceso lento y frustrante. Me recetaron reposo, hielo, compresión y elevación para reducir la inflamación y promover la curación. Además, trabajé con un fisioterapeuta para rehabilitar el músculo y restaurar su fuerza y flexibilidad. Un coñazo vamos, y la perdida de músculo fue más que notable, pero hay que tirar hacia adelante! Saludos!
Yo te voy a explicar una situación similar que fue un verdadero drama la verdad
El Desgarro
Siempre había sido un fanático del gimnasio. Entrenaba seis días a la semana y el día de pecho era mi favorito. Esa tarde, después de un calentamiento rápido, decidí ir por una repetición máxima en el press de banca. Me sentía fuerte. La barra con 120 kg estaba lista. Me acosté en el banco, respiré profundo y saqué la barra del soporte.
Al bajarla, todo iba bien. Controlé el peso, lo sentí pesado, pero nada fuera de lo común. Al empujar para subir, justo cuando pasé el punto más difícil, sentí algo extraño en el pecho izquierdo. No fue un dolor inmediato, más bien una sensación de que algo se estiraba demasiado.
En un instante, como si un elástico se rompiera dentro de mí, sentí un chasquido. Un dolor agudo y punzante atravesó mi pecho y la parte superior del brazo. La barra cayó sobre mí, y los compañeros del gimnasio corrieron a ayudarme. Me incorporé sujetándome el pecho. Sentía calor, ardor y un dolor profundo que aumentaba con cada segundo.
Las Primeras Horas
Me fui a casa con el pecho inflamado y un dolor que palpitaba cada vez más. Levantar el brazo o moverlo me hacía sentir como si tuviera un cuchillo clavado en el músculo. La piel empezó a ponerse roja y luego apareció un hematoma en la parte interna del brazo. Dormir esa noche fue imposible.
La Visita al Médico
A la mañana siguiente, fui al traumatólogo. Me revisó y mandó una resonancia. Confirmó lo que temía: un desgarro parcial del pectoral mayor. Me dijo que, por suerte, no necesitaba cirugía, pero sí una rehabilitación estricta. Me recomendó descanso absoluto del tren superior por al menos cuatro semanas y sesiones de fisioterapia.
Rehabilitación y Recuperación
Las primeras semanas fueron frustrantes. No podía entrenar y apenas levantar el brazo sin sentir dolor. La inflamación bajó con hielo y antiinflamatorios, pero la zona seguía débil.
En fisioterapia, empecé con masajes, ultrasonido y ejercicios isométricos. Luego, fui incorporando ejercicios con bandas elásticas y movimientos controlados en máquinas.
Los ejercicios clave fueron:
- Extensiones con banda elástica, para fortalecer el pectoral sin forzar demasiado.
- Prensa de pecho en máquina, con muy poco peso, solo para reactivar el músculo.
- Aperturas con poleas bajas, aumentando progresivamente el rango de movimiento.
- Trabajo de movilidad con pelota para mejorar la flexibilidad.
Después de tres meses, volví al gimnasio, pero con cautela. Me tomó seis meses recuperar mi fuerza en el press banca, y aprendí a calentar mejor y no sobrepasarme con el peso. Ahora, cada vez que entreno pecho, siento un leve recuerdo en la zona… una señal de que hay que respetar los límites del cuerpo.